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el mundo fragmentado

CUENTO PARA CAPERUCITAS

CUENTO PARA CAPERUCITAS

Alicia era alegre, traviesa, cariñosa y juguetona, pero a diferencia de la mayoría de las niñas de su edad no tenía miedo de los lobos feroces y le encantaba perderse en el bosque, éste era su sitio preferido para escribir su diario y leer sus libros, algunos impropios de su edad pero los tomaba prestados de la biblioteca, porque Doña Adi se los facilitaba.

Doña Adi tenía mala fama, porque un buen día llegó al pueblo sola, ya madurita y las malas lenguas decían que había abandonado su hogar y el pobre de Don  Fili se había quedado solo y aburrido por ya no tener con quién discutir y a quién dar órdenes.
Alicia tenía muchos amigos con los que jugar, pero a ninguno le gustaba leer ni escribir diarios, por eso para estos menesteres ella se refugiaba en el bosque y se había hecho muy amiga de Doña Adi.
Alicia tenía mamá, pero no tenía abuelas .Para ella Doña Adi  era su abuelita. Vivía en una casa cercana al pueblo, pero algo apartada de él. En el jardín tenía un columpio inmenso, muchas macetas de albahaca, un jazminero,  una dama de noche y dos pastores alemanes. En el interior de la casa siempre olía a especias, unos días olía a canela, otros a menta, azafrán, tomillo, laurel, pimienta, orégano, almizcle. Al principio de visitar a Doña Adi Alicia casi se mareaba, pero poco a poco fue gustándole y desarrolló un magnífico olfato.
La mamá de Alicia no veía con muy buenos ojos que la niña se alejara del pueblo .La vida estaba llena de peligros y cuántos menos corriese Alicia mejor que mejor. Le había tocado en suerte una hija muy obstinada y cuando le gustaba algo resultaba imposible que renunciase a ello. Alicia nunca mentía a su mamá ni cuando iba al bosque, ni cuando se acercaba a la casa de Doña Adi, pensaba que si le ocurría algo  así su mamá sabría dónde estaba.
Un día estando en el bosque ensimismada con su diario, olió un poco raro, un olor que no identificaba  pese a su buen olfato, se puso alerta y al instante vio cómo lentamente se acercaba un enorme lobo, que parecía herido porque iba cojeando y aullando lastimeramente.
-¿Qué te ha ocurrido? ¿Estás bien?
-         Un pastor me ha disparado en la pierna, pensaba que iba a comerme una oveja.
-         ¡Y acaso no ibas a comértela!
-         ¡Y acaso tú no comes todos los días!
-         Tengo que alimentarme yo y dar de comer a mis lobeznos. La vida en el bosque es muy dura y los lobos no caemos bien a nadie. Todo el mundo huye de nosotros y siempre nos persiguen. Somos animales solitarios a la fuerza. Nos vemos obligados a hacer daño a veces para sobrevivir. ¿Vosotros los hombres no hacéis nunca daño?
-         Si, supongo que sí.
-         Toma una manzana, es lo único que tengo. Debo irme porque antes de ir a casa he de pasarme a ver a Doña Adi y si se me hace tarde me reñirá mi mamá.  Que te mejores. Yo vengo por aquí a menudo, así que ya nos veremos.
Alicia corrió hasta llegar a la casa, en cuanto entró le contó a Doña Adi su encuentro con el lobo.
-         Has tenido mucha suerte Alicia. Te has encontrado con un lobo bueno. Pero no todos son buenos y si das con uno malo podría haberte comido. No hay que confundir ser valiente con ser ingenua.  Ni en el bosque ni en la vida todo el mundo es bueno y de los malos hay que ponerse a salvo. No busques un nuevo encuentro.
Alicia se sorprendió porque Doña Adi  nunca daba órdenes tajantes, pero ese día hablaba muy en serio. Se marchó a casa pensativa,  dudando si debía contarle a su mamá lo sucedido, porque cabía la posibilidad de que mamá no la dejara volver nunca más al bosque. Doña Adi  no le había prohibido ir al bosque, pero si huir de los lobos si se acercaba alguno. Al final decidió no contárselo para no preocuparla y proteger sus escapadas.
Volvería al bosque, aunque le diese un poco de miedo, buscaría un sitio seguro y protegido de la presencia de los lobos.
Doña Adi aquella noche durmió inquieta, preocupada por si Alicia seguiría su consejo, pero se dijo a sí misma que tenía que confiar en Alicia y no llenarla de miedos que le impidieran disfrutar el bosque, escribir sus diarios y leer sus libros prestados. Aquella niña necesitaba su propio espacio.
Un día Doña Adi no fue a la biblioteca. Alicia se enteró que estaba enferma con gripe. Cuando llegó a casa se lo contó a su mamá y le pidió permiso para llevarle unos pestiños, incluso la invitó a que fuesen juntas. Su mamá accedió, en el fondo tenía curiosidad por conocer aquella casa y saber algo más de aquella señora.
Doña Adi  tras abrir la puerta e invitarlas a sentarse en la camilla, se sentó en su sillón de orejeras, cubriéndose con una manta. La mamá de Alicia se ofreció para preparar el café. Merendaron juntas. Alicia salió al jardín para jugar un rato con los pastores alemanes, éstos eran seguros y jamás le harían daño.
A la vuelta la mamá le comentó el buen olor que desprendía aquella casa, que había intercambiado algunas recetas de cocina con Doña Adi y algunos trucos para mantener vivas las plantas. Le había regalado unas raíces de madreselva. Alicia iba dando brincos de alegría porque las dos se habían hecho amigas aunque fueran diferentes.
Esa noche pidió permiso a su mamá para quedarse un ratito leyendo, aunque para ello se acostara antes. Eligió su libro de Valeria Varita: Guía mágica de la felicidad.........................”Felicidad es sentirse libre como una mariposa”. “Felicidad es que alguien te haga sentir especial”.

1 comentario

von ber -

Felicidad es descubrir como nuevo un gesto cotidiano....
felicidad es beber un buen vino con unos buenos amigos....
felicidad es sentir que desde este instante todo puede renacer....