Que no, que no.
Quienes estamos especialmente sensibilizados con la historia del pueblo judio en los últimos quinientos años; quienes admiramos esa historia por cuanto tiene de ejemplo para la humanidad en el triunfo de la razón sobre las grandes metáforas criminales de nuestro siglo; quienes pensamos que la mayor desgracia que ha vivido España ha sido la expulsión del pueblo judio, origen y causa de la etapa más negra de nuestra historia que llega hasta nuestro días; quienes hemos leído, una y otra vez, el relato del dolor en primera persona de Primo Levi como muestra terrible de otros tantos millones de mártires, la mayoría judíos; quienes jamás admitiremos el relativismo historicista de quienes dudan de la tragedia de este pueblo, o pretenden comparar aquel genocidio con situaciones posteriores que sólo sirven para descafeinar la crítica y denuncia de todos los criminales que lo cometieron; quienes creemos que esa historia, ese ejemplo, es patrimonio de toda la humanidad y debería ser enseñada en las escuelas como primera asignatura para la vida; quienes pensamos así, quienes como yo piensan así, quienes no cambiaremos este pensamiento a pesar de todo y de todos los que traicionan ese legado , no podemos por menos que mostrar nuestra repulsa y asco ante el crimen que los dirigentes del estado de Israel están cometiendo contra sus vecinos. Crimen que se produce desde el abuso de su poderío y la impunidad de una política internacional que ha establecido la palabra *terrorismo* como certificado de impunidad para permitir cualquier tipo de atrocidad.
Si Paul Celan viviera no dudo que volvería a escribir estos versos :
FUGA DE LA MUERTE
Negra leche del alba la bebemos al atardecer
la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche
bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente en él
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus
mastines
silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra
ordena tocad para la danza
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos al atardecer
bebemos y bebemos
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita cavamos una tumba en el aire no
se yace estrechamente en él
Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros cantad sonad
empuña el hierro en la cintura lo blande sus ojos son azules
cavad unos más hondo con las palas y los otros tocad para la
danza
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer
bebemos y bebemos
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita él juega con las serpientes
Grita sonad más dulcemente la muerte la muerte es un maestro
venido de Alemania
grita sonad con más tristeza sombríos violines y subiréis como
humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes no se yace estrechamente allí
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de
Alemania
te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos
la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son azules
te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro venido
de Alemania
tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita
Versión de José Ángel Valente
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