27 de abril de 2006
La primavera ha vuelto a traicionarnos y su capa de tiempo y espera cambia en pocas horas del frío mañana al calor tarde. Ahora escribo desde el calor, aunque el loco ordenador prestado ponga una hora imposible en ningún lugar del mundo y muestre una mañana que ya es historia.
Siguen las cuestiones básicas como las dejamos. Parece que todo tenga que cambiar para que nada cambie en lo fundamental y el paisaje siga siendo el mismo cada día. Esta mañana, sentado en una parada de autobus, concretamente la de la línea 53, recordaba que el ayuntamiento de Madrid ha puesto un dispositivo telefónico que informa cuánto tardará el bus en llegar a tu parada. Pones un sms a un número y te contestan a vuelta de facturación. De facturación, claro. Porque el fin de ese supuesto servicio público no es informarte cuando el tiempo te apremia, sino sacarte unos céntimos de euros en la mejor estela de esos programas y anuncios que te regalan el futuro y la vida con una simple llamada. Debe ser que el capitalismo se ha vuelto samaritano desde los móviles. De igual manera, la prensa anuncia que las nuevas líneas de metro en construcción, y que unirán el norte de Madrid, serán privatizadas por primera vez en la historia de España. Ya se ha puesto en práctica en la líena que lleva al aeropuerto de Madrid desde Nuevos Ministerios. El metro, como tantos bienes públicos que forman parte del patrimonio colectivo, se pone en manos de ese grupo selecto de constructores que han convertido esta Comunidad en un solar en venta. La gran diferencia entre las fuerzas que se presenten a las elecciones dentro de poco será si apuestan por la subasta de los bienes públicos en manos privadas o mantienen el patrimonio colectivo. Madrid S.A.
Una auditoría revela que la Complutense realizó pagos opacos a través de una "caja b", entre ellos, al guardaespaldas de Tamayo, tránsfuga del PSOE que entregó con su voto la Comunidad de Madrid a la derecha de doña Esperanza. El gerente en aquellos tiempos era un hombre de confianza del PP. Aunque ya nadie hable de ello, aquel acontecimiento en el Parlamento regional fue el segundo golpe de estado en España tras el 23F, para vergüenza de todos los ciudadanos. Y ese golpe se dió y preparó en el mismo momento que el candidato del PSOE a la Comunidad, Rafael Simancas, dijo que paralizaría las obras y recalificaciones en más de 50 ayuntamientos de Madrid. La trama del ladrillo es la auténtica asignatura pendiente de este país, el único de la Unión donde los billetes de 500 euros se ven en las notarias.
0 comentarios