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el mundo fragmentado

29 de Marzo de 2006

29 de Marzo de 2006 Sigo con atención la lucha de los jóvenes franceses contra el "primer contrato" de Villepin. Ayer, según parece, la huelga general fue un éxito y la manifestación de París congregó entre uno y tres millones de personas, según las fuentes. Las crónicas hablan de la debilidad de la derecha francesa y la posibilidad de la caída del actual gobierno.

 

Mientras en España seguimos discutiendo sobre el sexo de los ángeles, Francia nos avisa de la realidad económica que sostiene el cada día más maltrecho estado de bienestar. Las empresas multinacionales han encontrado en la globalización de su cuenta de resultados el remedio a sus males: salarios tercermundistas, leyes laborales inexistentes, corrupción política y sindical, explotación infantil y juvenil...es el mercado, avisan, y no existe otra alternativa, proclaman, que reducir los salarios nacionales, flexibilizar los contratos laborales o llegará, tarde o temprano, la quiebra o el traslado de las empresas a esos paraísos orientales. 

 

Las diferencias de rentas entre el mundo rico y el pobre son cada día mayores. La falta de derechos humanos en los países que recepcionan a las empresas nómadas en busca de un mayor beneficio no es una casualidad sino la condición básica para poder mantener los costes y el beneficio esperado. La explotación del ser humano se constituye en el escenario necesario donde desarrollar sus nuevas inversiones y la concentración empresarial en el nuevo gobierno que dicta leyes propias e impide el desarrollo de estos pueblos. Las contradicciones del sistema ya fueron anunciadas : esas mismas empresas deslocalizadas necesitan vender sus productos a los mismos trabajadores que dejaron en paro con su traslado cuyo único poder adquisitivo viene determinado por un Estado cada día más débil e incapaz de dar respuesta a sus problemas. La pescadilla que se muerde la cola.

 

O se pone remedio desde ya a esta situación que llevará al desastre o veremos nacer, como ya ocurrió en el pasado, todo tipo de iluminados que proclamarán sus recetas salvadoras. No es raro que la extrema derecha francesa, o la alemana, tenga sus mejores resultados en núcleos de población cada día más deprimidos o que los partidos comunistas en la antigua Alemania del este consigan actualmente mejores resultados. A los padres y abuelos de esos mismos trabajadores, hace setenta años, la burguesía, y parte de la intelectualidad europea, les animó a creer en sus mentiras salvadoras llevándolos al mayor de los desastres.

 

Aunque no lo parezca, esos jóvenes franceses que se manifiestan hacen más por la libertad de Europa que todos los funcionarios y políticos de la Unión que se muestran sordos y ciegos ante la realidad que nos contempla. Habrá que estar atentos al resultado de la revuelta en Francia.

 

 

 

3 comentarios

zoemar -

von-ber, el idealismo es una enfermedad de juventud que cura el tiempo. Si persiste a la edad madura puede ser considerada grave. Ya sabe que la propiedad, la familia y el Estado son una trinidad que suele dar notables beneficios a los pragmáticos a interés compuesto. Ellos sí que saben hacer tratados morales, como las hipotecas.

von ber -

Tanto por lo que luchar... un mundo tan asqueroso que cambiar... y mi idealismo poco a poco resquebrajándose gracias a hipotecas, sueldos y demás entresijos del día a día....
como sobrevivir al duro golpe de la realidad?
como sobrevivir al duro golpe del escepticismo?
Del relativismo más puro y destructor?....
Fdo. Un joven idealista, de momento....

Itaca -

Esos jóvenes franceses me han quitado por un momento treinta años de encima y me han devuelto la confianza, ya tan maltrecha por la desesperante asepsia y contínua huida hacia delante de la clase política europea, que con el mayor de los cinismos no se dedica más que a marear la perdiz.