22 de julio de 2006
Tan sólo que nació en Heerlen (Países Bajos) según se ha dicho, por pura casualidad. ¿Y no es por pura casualidad que hemos nacido todos, o casi todos, no importa si en un lugar, o en otro? Austríaco en definitiva, dos fechas lo resumen. A saber: 1931-1989. Parte de su vida transcurrió en un sanatorio. Escribió dramas, hecho que lo acerca a Peter Handke en eso de cultivar el teatro de la nueva subjetividad. También una larga autobiografía en cinco partes: El origen (1975), El sótano (1976), El aliento (1978), El frío (1981), y Un niño (1982). Novelas: Heladas (1964). Trastorno (1967). La calera (1970). También poesías...De su libro "El imitador de voces", algunos cuentos.
Bernhard no es sólo un grande de la litaratura, sino uno de los últimos que entendieron que la labor del intelectual en nuestra sociedad es, por encima de todo, señalar con el dedo acusador a todos los que *algo* tienen que ver con el poder.
NECESIDAD INTERIOR
Unos bomberos de Krems comparecieron en juicio, porque retiraron su tensa lona de salvamento y huyeron, en el momento en que un suicida, que desde hacía ya varias horas amenazaba con precipitarse al vacío desde una cornisa del cuarto piso de una casa particular de Krems, saltó realmente. El más joven de los bomberos declaró en el juicio que había actuado por una súbita necesidad interior y que, al ver que el suicida cumplía su amenaza, huyó sin soltar la lona. Como era el más fuerte de los seis bomberos, arrastró a los otros cinco con la lona y, en el momento en que el suicida, un desgraciado estudiante, como dice el periódico, se estrelló contra el suelo bajo la casa a la que durante tiempo se había aferrado, ellos mismos cayeron al suelo, causándose lesiones más o menos dolorosas. El tribunal ante el que compareció el bombero que fue el primero en huir con la lona y que, como queda dicho, al ser el más joven y más fuerte de ellos era el principal inculpado, no pudo sustraerse a la responsabilidad de ese inculpado principal y, lo mismo que a los otros bomberos de Krems, absolvió al bombero, aunque, como es natural, no podía estar convencido de su inocencia. Los bomberos de Krems tienen desde hace decenios la reputación de ser los mejores bomberos del mundo.
ESPELEÓLOGOS
Los llamados espeleólogos, que dedican su vida a explorar cuevas y suscitan siempre el mayor interés, sobre todo en las revistas ilustradas de las grandes ciudades, han explorado también la cueva existente entre Taxenbach y Schwarzach, que hasta ahora había estado siempre totalmente inexplorada, como hemos sabido por el periódico. A finales de agosto y en condiciones meteorológicas ideales, según informa el Salzburger Volksblatt, los espeleólogos penetraron en la cueva con la firme intención de volver a salir de esa cueva hacia mediados de septiembre. Sin embargo, como los espeleólogos no habían vuelto de la cueva ni siquiera a finales de septiembre, un equipo de salvamento, formado con el nombre Equipo de salvamento de espeleólogos, se dirigió a la cueva para socorrer a los espeleólogos que penetraron originalmente en la cueva a finales de agosto. Pero tampoco ese equipo de salvamento de espeleólogos había vuelto a mediados de octubre de la cueva, lo que indujo al Gobierno del Land de Salzburgo a enviar a la cueva un segundo equipo de salvamento de espeleólogos. Este segundo equipo de salvamento de espeleólogos se componía de los hombres más fuertes y valientes del Land y estaba equipado con los más modernos, así llamados, aparatos de salvamento espeleológicos. Sin embargo, el segundo equipo de salvamento de espeleólogos, igual que el primero, penetró, sí, en la cueva, de acuerdo con lo previsto, pero ni siquiera a principios de diciembre había regresado de la cueva. En vista de ello, la oficina responsable de la espeleología del Gobierno del Land de Salzburgo encargó a una empresa constructora de Pongau que tapiase la cueva existente entre Taxenbach y Schwarzach, lo que se hizo ya antes del nuevo año.
DECISIÓN
Según prudentes estimaciones, en el último terremoto que azotó a Bucarest perdieron la vida dos mil quinientas personas; sin embargo, cálculos exactos han determinado que unas cuatro mil personas murieron bajo los escombros. Esa cifra hubiera sido inferior por lo menos en quinientas si el municipio hubiera actuado en contra de la orden expresa del funcionario competente de la administración de Bucarest de allanar los escombros de un hotel totalmente destruido, en lugar de quitarlos, y hubiera quitado esos escombros. Todavía una semana después del terremoto, la gente oía los gritos de cientos de personas sepultadas, que salían de los escombros. El funcionario de la administración municipal, sin embargo, hizo cercar la zona del hotel hasta que le comunicaron que bajo los escombros no se movía absolutamente nada y que tampoco se oía ya ruido alguno. Hasta dos semanas y media después del terremoto no se permitió a los habitantes de Bucarest recorrer el montón de escombros, que fue totalmente allanado en la tercera semana. Al parecer, por razones de costo, el funcionario renunció al salvamento de unos quinientos huéspedes sepultados del hotel destruido. El salvamento hubiera costado mil veces más que el allanamiento, sin tener en cuenta siquiera el hecho de que, probablemente, se habría sacado de los escombros a cientos de personas gravemente heridas que el Estado hubiera tenido que mantener luego durante toda su vida. Como es natural, según se dice, el funcionario se cercioró de la conformidad del Gobierno rumano. Al parecer, es inminente su ascenso a un puesto oficial más alto.
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