22 de Junio de 2006
Condenado por corrupción un alto cargo del Partido Comunista Cubano
El dirigente Juan Carlos Robinson deberá cumplir 12 años de cárcel
MAURICIO VICENT - La Habana
El Gobierno de Fidel Castro lanzó ayer un mensaje contundente y claro de hasta dónde está dispuesto a llegar en la lucha contra la corrupción y en su empeño por revitalizar el Partido Comunista Cubano (PCC). Por primera vez desde la fundación del PCC, en 1965, un miembro de su Buró Político, el ex secretario de la organización partidista en las provincias de Guantánamo y Santiago de Cuba, Juan Carlos Robinson, fue puesto a disposición de los tribunales y sancionado con 12 años de cárcel por "tráfico de influencias" y corrupción.
La condena de Robinson, de 49 años, quien fue expulsado del Politburó y de las filas del partido en abril, se produce en momentos de reestructuración dentro de la cúpula dirigente del PCC y cuando Castro ha pedido ejemplaridad para "fortalecer" el papel del partido. También, cuando el ministro de las Fuerzas Armadas, Raúl Castro, acaba de decir que el único "heredero digno" de su hermano Fidel y capaz de sucederle es el Partido Comunista.
El 28 de abril, al anunciar la destitución de Robinson, el Buró Político le acusó de "manifestaciones de prepotencia y altanería, abuso de poder y ostentación del cargo". Ayer, en un comunicado, informó de que el Tribunal Provincial de La Habana consideró probado que Robinson, "en franco proceso de debilitamiento ideológico, con abuso de su cargo, olvido de sus altas responsabilidades y de la probidad exigida para un cuadro revolucionario, hizo uso de sus influencias con el propósito de obtener beneficios".
Robinson fue acusado del delito de "tráfico de influencias con carácter continuado", es decir, de corrupción rampante. Juzgado el 16 de junio, durante la vista oral "se declaró responsable de los hechos imputados", según el Buró Político. El carácter ejemplarizante de la sanción se hace explícito en el último párrafo de la nota oficial: "En nuestro país, nadie, con independencia de sus responsabilidades y méritos, puede violar la ley. Quien lo haga recibirá inexorablemente el peso de la justicia revolucionaria".
Expulsión deshonrosa
En la historia del PCC no hay precedentes de miembros de la cúpula dirigente de tan alta jerarquía que hayan acabado entre rejas. Hasta ahora, las defenestraciones de miembros del Buró Político se habían limitado a la expulsión deshonrosa de los imputados, pero nunca éstos habían sido llevados ante los tribunales. Sí hubo en el pasado sonados casos de corrupción con condenas ejemplarizantes, pero ninguno de los sentenciados ocupaba tan alto cargo partidista.
Tampoco el momento era el mismo. El 28 de abril, cuando el Buró Político decidió la destitución de Robinson, anunció una intensificación del "combate contra todo aquello que tienda a lesionar, retrasar o impedir el desarrollo de la obra de la Revolución", y pasos para que el PCC ejerciera "una mayor influencia y elevara su papel de dirección" en la sociedad. En aquella reunión, el Politburó decidió restablecer el Secretariado del Comité Central, uno de sus órganos auxiliares de dirección -eliminado en 1991-, que se encarga de "asegurar" el cumplimiento de sus acuerdos.
Junto a la voluntad expresada por Fidel Castro de "fortalecer" el PCC, en vísperas de su 80º cumpleaños, están los pronunciamientos de otras importantes figuras del Gobierno, como el canciller Felipe Pérez Roque, en la línea de "prepararse" para garantizar la supervivencia de la revolución cuando Castro desaparezca. Según Pérez Roque, para asegurar la continuidad, es de vital importancia "mantener la autoridad moral" de la dirigencia. Que haya "un liderazgo basado en el ejemplo, en la autoridad que emana de la conducta austera, de la dedicación al trabajo, de que nuestro pueblo sepa que los que dirigen no tienen privilegios".
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