Cada mañana, desde hace cuatro años, ella atrapa el tiempo a trocitos.
La foto pudiera ser el movimiento de reflejos y luces, de paisajes que van y vienen al encuentro de la viajera, a saludarla, desde el marco de una mañana - una mañana tras otra mañana - con el sabor dulce de lo que nace, de lo que llega.
Trocito a trocito yo he recompuesto el puzzle de todas esas mañana y me ha dado la medida perfecta de su tiempo.
Y entre los pliegues de cada trazo he descubierto el calor de su piel.
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*betelgeuse* -