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el mundo fragmentado

10 de Marzo de 2006

10 de Marzo de 2006

Viajar es también ir en busca de un recuerdo perdido. Correr al encuentro de esos trozos de nuestra memoria que quedan por el camino, como ramas rotas envueltas en las hojas secas del último otoño. Uno viaja muchos y , a veces, hasta se desplaza en el espacio para poder echar la vista atrás y contemplar el paisaje último. Salir y llegar, dos puntos mágicos que unen la línea recta que nos sostiene. Podemos salir de la tranquilidad y llegar a la inquietud, si es que la adivinamos en la parada última, lugar de nuestro destino.

Te darán un billete, te dirán que a las diez horas, confirmarán la estación, el recorrido, las breves paradas, los paisajes veloces, el asiento que sostendrá tus miradas hasta llegar a ese destino que fue principio alguna vez y creerás que todo es diáfano, aunque nada tendrá sentido si te olvidas de tu vida, tu propia vida, esa maleta tan extraña que siempre llevamos y que pesa cada día más.

Salir es volver. Al llegar comprobarás atento que el billete de vuelta sigue abierto.

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