21 de Febrero de 2006
Recordaba ayer, paseando por Madrid a la altura del Círculo de Bellas Artes, frente al Cuartel General del Ejército, los Diarios de Azaña, ese lujo de la Historia de España que todavía no es obligada lectura entre nuestros estudiantes. Me imaginaba a Don Manuel, como le llamaba Josefina Carabias en su estupenda biografía, metido en aquel edificio, como él lo cuenta, con apenas una guardia de 25 soldados, la noche ya entrada, esperando un nuevo golpe de Estado, uno más, y , al mismo tiempo, intentando hacer las reformas que un país anclado en el antiguo régimen demandaba a gritos. Resulta estremecedor comprobar con la naturalidad que Azaña narra ese día a día donde se abordan temas de sanidad o educación y la mejor forma de detener la enésima intentona.
¿Quién será en esta ocasión?, se pregunta el político republicano en sus Diarios.
- Son los mismos de siempre, Don Manuel. Los mismos.
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