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el mundo fragmentado

8 de Febrero de 2006

8 de Febrero de 2006

Arterias

Metro de Madrid, línea cuatro, primer vagón, resumen : cuatro lectores de libros, tres de periódicos [uno de pago, dos gratuitos]. resto, hasta completar quince personas [contadas] buscan sus pensamientos en el piso del vagón : todos miran al suelo que nos sostiene. Pegado a una de las entradas, o salidas,[ambivalencia], un poema de Jaime Gil de Biedma para animar a la lectura. De todos, soy el único que mantiene la cabeza levantada, el único que los mira, el único que contempla catorce rostros y que lo hace, pienso ahora, porque *todos* están perdidos en un tiempo de espera, como yo, aunque los contemple a *todos* y disimule un paisaje, porque justo cuando el tren se para allí donde deseaba, me levanto sin mirarlos , me bajo junto a Jaime Gil, y me olvido para siempre de todos y cada uno de ellos porque debo transbordar a otra línea y hacer otro recuento, otra estadística, volver a intuir que llegarás a algún sitio donde te espera un poeta pegado a una puerta ambivalente que escrutará los datos.

 

 

3 comentarios

Jordan Flipsyde -

The most glorious moment in your life are not the so-called days of success, but rather those days when out of dejection and despair you feel rise in you a challenge to life, and the promise of future accomplishment.

Mnemosine -

"Este libro nació de una experiencia y de un problema. En el tren que me llevaba de Zurich a Laussanne, durante el verano de 1974, observaba yo en el vagón restaurante a los aproximadamente sesenta individuos allí sentados, hombres en su mayoría repartidos de cuatro en cuatro. Comían todos en silencio, con la vista baja o la mirada ausente. Nadie veía a nadie. Nadie hablaba con nadie. (...) Todos aquellos hombres del vagón vivían imbuidos de la idea de que cada uno de ellos era un islote..."
De la introducción del libro de Roland Jaccard "El exilio interior".

Los medios de transporte urbanos son definitivamente de una trsiteza insondable.

*betelgeuse* -

podemos en realidad imaginar un mapa hecho nada más que de los recorridos que hacemos en metro o autobús, las diferentes líneas, las idas y las venidas, las vueltas y revueltas, mapas de la memoria cotidiana, los rostros que se cruzan y que soñamos pasajeros de un mismo destimo, y que construyen en ese hipotético y entrecruzado mapa de colores la certeza de pertenecer a un mismo paisaje improvisado...