15 de enero
Mariano Rajoy, supuesto líder de nuestra derecha nacional, pide a Zapatero que “vuelva al Pacto Antiterrorista” y que “rectifique su error”. Es algo que le piden también los mariachis del Pp, algún grupo de atentos palmeros, y los habituales tontos útiles de nuestra izquierda. Todos a una.
¿Para qué quiere don Mariano que se vuelva al Pacto que tan groseramente sepultó el señor Aznar el 11M? Nada se sabe y nada se dice. Igual esta tarde tenemos noticias sobre el particular, aunque lo dudo. Pero el Pacto se ha convertido en un mantra para nuestra derecha que repite, como tantos otros, a cada vuelta de esquina.
Para la derecha, volver al Pacto es sinónimo de reconocimiento del grave error de Zapatero (la prueba del nueve) y su política antiterrorista . Y del acierto, por supuesto, del Pp al oponerse durante todos estos meses (desde el 14M, es decir, desde el minuto uno, que diría Calleja) y de las formas y maneras de oponerse durante todo este tiempo en todas y cada una de sus modalidades: insultos, mentiras, manifestaciones, etc.
El Pacto ya no aporta nada. Su utilidad se quebró cuando con 191 muertos en las calles de Madrid, y gritando el gobierno que había sido ETA, el Presidente Aznar se negó a convocarlo. Fue allí donde murió el elemento básico del Pacto: la confianza entre los dos grandes partidos en materia de política antiterrorista. Aznar prefirió a sus asesores electorales que a Zapatero.
Luego el Pp se encargó de enterrarlo un poco más: utilización política de la lucha antiterrorista; negación al Gobierno del liderazgo en esa lucha; manifestaciones contra el Gobierno, que no contra ETA, por su política antiterrorista y el proceso de paz, etc.
Visto lo visto durante estos dos años y medio, es decir, la deslealtad del Pp, el PSOE no debe caer en la trampa que la derecha quiere tenderle (una más) con esa nueva apuesta por el Pacto. El Pacto, aquel Pacto, está muerto y bien muerto. Han pasado demasiadas cosas durante estos meses para que ahora nos fiemos de los Acebes, Zaplana, Pedro José o Losantos, que uno ya no sabe quién dirige a esta tropa.
Si hay que pactar, empecemos de cero y con cuidado.
Don Mariano debe guardarse de una vez su chistera. Y darle de comer a su conejo ( y no va con segundas)
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