20 de octubre de 2006
Detesto a Bigas Luna. También detesto su cine.
Leo que ha dicho que es en la periferia de las ciudades donde está la creación artística. Una frase que encaja con la idea que tengo de este tipo: un burguesito catalán que se acerca a la *periferia* de la ciudad y la filma igual que un niño contempla los monos del zoo. A los burgueses, y si son catalanes mucho más (Mas), les encanta darse una vuelta de vez en cuando por los arrabales, oir las canciones flamencas de la tribu y copiarlas en sus pelis como una muestra de su talante progresista. Una vez hecho el trabajo se vuelven a sus lujos residenciales, sus patrias culturales, sus lenguas pútridas y, como si fueran forenses de su propio pensamiento, contemplan la cacería levantando con dos deditos para no mancharse la miserioa que cubre el cadáver.
Bigas jamás entenderá que en la *Mujer Barbuda* o el *Hombre Elefante* existe una dignidad y una ternura que sólo se puede mamar, respetar y admirar, pero nunca copiar como un escriba falsificador. Estos tipos detestables de la burguesía han leído a Marsé, tan cerca que lo tienen, pero ni lo han entendido ni lo quieren entender. Sólo les interesas echarle plátanos al monito en la jaula y que el monito no salpique.
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