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el mundo fragmentado

Félix de Azúa

Sobre la inconveniencia de pensar

El pensamiento es inseparable de una indestructible y profunda melancolía. Eso decía Schelling, y a su sombra, el patriarca George Steiner propone diez razones para justificar tan temible tristeza del entendimiento en uno de sus últimos trabajos.

1. Nuestro pensamiento (thought) es tan ilimitado como incompleto. La tierra fue científicamente plana durante miles de años. Nada puede asegurarnos de que no persistimos en similares chifladuras.

2. Nuestro pensamiento es necesariamente disperso ya que un exceso de concentración inutiliza la esfera neurológica e impide la vida. Se aguanta en punto muerto.

3. No puede haber novedad en los contenidos del pensamiento. Todo ha sido pensado millones de veces por millones de humanos, la esfera del pensamiento es limitada. Sólo las formas cambian.

4. El lenguaje natural es soberano y no se somete a la matematización. Todo él es metafórico. Cualquier constructo del pensamiento es lingüístico y metafórico. No podemos escapar de la metáfora.

5. El pensamiento se desperdicia en todo momento, no es “economizable”. Einstein confesaba haber tenido dos ideas en toda su vida. Heidegger, una. Los demás, ninguna o media.

6. Entre el pensamiento y el acto hay tantas interposiciones que ningún pensamiento puede coincidir con ningún acto. La inversa también es cierta y aún más triste.

7. No hay “realidad” ninguna accesible al pensamiento, sólo reflejos (reflections) del propio pensamiento. Aunque el pensamiento no fuera un espejo y fuera una ventana, los cristales estarían igualmente sucios.

8. Aquellas personas a las que más amamos son absolutamente opacas para nuestro pensamiento, el cual sólo conoce la soledad.

9. No hay pedagogía capaz de formar un pensamiento con garantías de no estar creando un idiota. Sobre todo, en nuestro modelo social.

10. Nuestro pensamiento nos hace extraños a nosotros mismos. Asunto muy bien visto por Sófocles.

Algunos dirán que, como Schelling, también Steiner al final de su vida confiesa no haberse enterado de nada y la rabia que le provoca irse como llegó, como un tonto. La tristeza de los viejos, etcétera, etcétera.

Yo opino que estos diez motivos de tristeza mental demuestran que Steiner, como casi todos los viejos, conserva un perfecto sentido del humor.

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