24 de febrero de 2006
Casas solitarias, perdidas en el campo. Pequeñas casas, como cajas, nacidas para guardar cosas, restos de temporada, objetos envueltos en el olvido. Entre todas, aquellas que anuncian su derrumbre próximo, aunque siempre están allí, resistiendo, como un árbol con raices profundas.
Si vas en tren, saldrán a tu encuentro : ráfagas de casas solitarias. Cuatro paredes que sostienen tu mirada.
¿Quiénes guardarán las llaves de esas casas?
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