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el mundo fragmentado

17 de Junio de 2006

17 de Junio de 2006

A doña Rosa Díez, eurodiputada , con afecto discrepante, tras leerle (1):

No es lo mismo ser hoy parlamentario, policía u obispo que serlo en el franquismo. Sin duda, hay oficios que en las dictaduras adquieren un brillo especial.

Un parlamentario nace en una urna. En el extremo superior de la porra que pega hay un tipo legítimo que da las órdenes. En la mitra de un obispo hay un concordato. La apreciación no es formal. Al menos no lo es para los que consideramos que la democracia no es un formalismo. En el escaño , en la porra y en la mitra hay un orden voluntariamente elegido. Aún más: adjudicar el mote de franquista a todo lo que nos repugna es mantener viva una ficción peligrosa: que la democracia es el cuento del lechero.

La democracia es, sobre todo, el lugar del conflicto. Incluso el de la brutalidad del conflicto. La democracia hace pupa. Llamar franquista a esa inexorable evidencia es seguir viviendo en la plena adolescencia moral. En un limbo donde el mal nunca nos emplaza ni nos atañe.

(1) LA IZQUIERDA DEMOCRÁTICA Y PATRIÓTICA
" Pertenezco a una generación de vascos que nunca ha vivido en libertad. Los primeros veinticinco años de mi vida los viví en la dictadura franquista; los siguientes veintinueve, bajo el régimen nacionalista. Defendiéndonos del nacionalismo violento, totalitario, ejercido por ETA. Y defendiéndonos también del nacionalismo institucional, obligatorio, asfixiante para todos aquellos que no somos nacionalistas."(Rosa Díez, Eurodiputada por el PSE)

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Texto extraído de Plataforma Pro (Rosa Díez, Fernando Savater...), una verdad como un puño:

"El funcionamiento de la democracia depende en buena medida del respeto a las reglas, pero también de que los partidos e instituciones que gestionan la política y representan o administran a la ciudadanía estén sometidos a normas exigentes de funcionamiento democrático interno. Es un contrasentido esperar que partidos autoritarios y burocratizados, que no respetan la menor pluralidad de corrientes en su seno o que se financian por medios turbios, actúen de otro modo cuando están en las instituciones. Por el contrario, la experiencia demuestra que una vez en el poder tienden a transmitir al Estado y a la sociedad sus propios vicios e irregularidades. Los escándalos de corrupción o de mala gestión de recursos públicos no son, muchas veces, sino la consecuencia de la extensión de malas prácticas corrientes e impunes en el interior de los partidos políticos y de las instituciones que controlan."

Carlos Menéndez
http://www.creditomagazine.es