30 de Mayo de 2006
Creo que habrá sido por la voraz plaga de mariposas gamma que ayer no me pude dormir a una hora decente.
Me atacó una (direis que sólo una) con un poema de Jaime Gil que llevaba cosido en sus alas y lo depositó entero, como un bombardeo sobre Madrid, sin distraer ni una palabra, la leve brisa por testigo, en mi sueño perdido, haciendo estallar toda la noche con un grito cercano.
También la luz jugó a su favor aunque lo dibujo todo oscuro.
Lo siguiente que recuerdo estaba lleno de luz.
0 comentarios