Vida de poeta.........................Robert Walser
Llevando en el bolsillo una carta que acababa de traerme el cartero y aún no me había atrevido a abrir, empecé a subir, con pasos circunspectos, hacia el bosque que coronaba la colina. El día parecía un gracioso príncipe vestido de azul. Todo alrededor gorjeaba, verdeaba, florecía y perfumaba. El mundo parecía haber sido creado sólo para la ternura, la amistad y el amor. El cielo azul se asemejaba a un ojo benigno, el tierno viento, a una caricia. El bosque tan pronto se hacía más denso y oscuro como volvía a clarear, y el verde era tan joven, tan dulce. De pronto me detuve en un camino limpio, amarillento, saqué la carta, rompí el sobre y leí lo siguiente:
«Aquélla que se siente obligada a decirle que su carta le causó más estupor que alegría, no desea que vuelva usted a escribirle; se asombra de que haya encontrado valor para acercársela tanto, y espera que esa especie de osadía, valentía e irreflexión no vuelvan a repetirse jamás. ¿Le ha dado acaso algún indicio que pudiese interpretarse como deseo de averiguar lo que usted siente por ella? No estando en absoluto interesada, los secretos de su corazón la dejan completamente fría; no tiene comprensión alguna por las efusiones de un amor que le es indiferente, por eso le ruega tenga a bien recapacitar en lo importante que sería para usted guardar una prudente distancia ante la remitente de esta carta. En las relaciones llamadas a permanecer exclusivamente dentro de los límites de la respetabilidad, cualquier pasionalismo habrá de estar, como usted mismo podrá ver, prohibido».
Doblé lentamente aquella carta de tan triste y desalentador contenido, y al hacerlo exclamé: «¡Qué buena, dulce y amable eres tú, naturaleza! ¡Qué bellos son tu tierra, tus praderas y tus bosques! ¡Dios del cielo, qué crueles son tus hombres!»
Estaba conmovido, y el bosque nunca me había parecido tan hermoso.
Robert Walser
Vida de poeta, 1918
(Traducción de Juan José del Solar, AlfaguaraLiteraturas, 1989)
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