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el mundo fragmentado

1 de Mayo de 2006 (Día del trabajo)

1 de Mayo de 2006  (Día del trabajo)

 

La LUCHA POR EL RENDIMIENTO DEL TRABAJO

 

El plan y la moneda

 

 Hemos tratado de poner a prueba al régimen soviético desde el punto de vista del Estado. Podemos hacer lo mismo desde el punto de vista de la circulación monetaria. Los dos problemas: el del Estado y de la moneda, tienen diversos aspectos comunes, porque se reducen ambos, al fin de cuentas, al problema de los problemas que es el del rendimiento del trabajo. La imposición estatal y la imposición monetaria pertenecen a la herencia de la sociedad dividida en clases que no puede determinar las relaciones entre los hombres sino con ayuda de fetiche religiosos o laicos, poniendo estos fetiches bajo la protección del más temible de ellos, el Estado, con un gran cuchillo entre los dientes. En la sociedad comunista, el Estado y el dinero habrán desaparecido. Su decrecimiento progresivo debe, pues, comenzar en el régimen socialista. No se podrá hablar de victoria real del socialismo sino a partir del momento histórico en que el Estado no será un Estado sino a medias y en que el dinero comenzará a perder su mágico poder. Esto significará que el socialismo, liberándose de los fetiches capitalistas, comenzará a establecer relaciones más limpias, más dignas y más libres entre los hombres.

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Riqueza y pobreza en la Rusia moderna

Vladimir Volkov

Julia Denenberg

Traducción: Javier Villate

Desde los primeros días de este año, las protestas han recorrido Rusia, principalmente por parte de los pensionistas, que se oponen a la transformación de los beneficios sociales en pagos en efectivo sustancialmente inferiores. (Véase Russia: wave of protests against welfare cuts”, 27–01–2005, y Russia: Putin lays siege to social benefits, 21–09–2004).

La propaganda del gobierno ha atribuido la amplitud de las protestas a problemas en la implementación de las nuevas leyes sobre la seguridad social, pero insiste en que estas leyes son necesarias e inevitables. Sin embargo, las protestas de los pensionistas son solo la punta del iceberg. La causa del creciente descontento es el enorme grado de desigualdad social que ha provocado la introducción del capitalismo en la ex Unión Soviética.

En su discurso de Año Nuevo, el presidente Vladimir Putin mantuvo que la situación social de la mayoría de los rusos había mejorado con respecto al año anterior. Tan solo unos pocos días después, el estallido de protestas indicaba lo que pensaban amplios sectores de la población sobre esa cuestión.

Un análisis superficial de la situación social en la Rusia moderna revela una sociedad profundamente dividida. Una serie de estadísticas muestra la existencia de dos mundos diferentes que apenas están en contacto entre sí. Uno —el mundo de la riqueza y el lujo— está habitado por una insignificante minoría. El otro —el mundo del declive social y de una ardua lucha por las necesidades vitales— está habitado por millones de personas.

Las cifras que muestran la distribución de la riqueza revelan la naturaleza de esta polarización social. Según los datos del gobierno, los ingresos de los más ricos de la sociedad rusa son 15 veces más que los de los más pobres, uno de los niveles de desigualdad social más altos que se pueden encontrar entre los países más avanzados del mundo. En Moscú, esa diferencia es de 53 veces.

Por debajo de la línea de pobreza

Según las estadísticas publicadas por el Banco Mundial a fines del año pasado, el 20 por ciento de la población rusa vive por debajo de la línea de pobreza, establecida en un ingreso mensual de 30 euros.

La gran mayoría de las familias rusas se sitúa, justamente, en esa línea. El Banco Mundial ha calculado que una disminución media de los ingresos del 10 por ciento produciría un incremento del 50 por ciento en el porcentaje de pobres. La mayoría de los pobres de Rusia pertenece a familias trabajadoras cuyos miembros adultos tienen una formación profesional técnica media y a familias con hijos.

La mayoría de los trabajadores pobres están empleados en el sector público y son maestros, médicos y funcionarios civiles de las categorías más bajas. Las ocupaciones con los ingresos más bajos —entre los que se cuentan aquellos que están empleados en los servicios de salud, tales como enfermeras y médicos— son de gran importancia social. Las bajas condiciones de vida de quienes están empleados en estos sectores contribuyen al declive de las estructuras en las que se basa el funcionamiento de la sociedad.

Las personas acomodadas reciben mayores privilegios y beneficios que los pobres o cuasi–pobres. El Bando Mundial sostiene que las ayudas sociales de nivel medio —con la excepción de las que son ayudas para la infancia— pagadas a los relativamente ricos superan a las que reciben los sectores sociales más pobres.

La Oficina Nacional de Estadística de Rusia ha censado oficialmente como pobres a un total de 31 millones de personas, un 22 por ciento de la población. Otros estudios, sin embargo, sitúan la tasa de pobreza en el 40 por ciento o más.

El Centro Panruso de Nivel de Vida ha publicado las siguientes cifras sobre los diferentes niveles de pobreza. A finales de 2003, el ingreso medio mensual era de 2.121 rublos (60 euros al mes); quienes están trabajando recibían 2.300 rublos (65 euros) y los pensionistas, 1.600 rublos (45 euros). Quienes tienen ingresos inferiores a los citados son considerados pobres. Una segunda categoría, entre los que tienen dificultades económicas, está constituida por aquellas familias cuyos ingresos per capita se sitúan entre los 2.121 y los 4.400 rublos (60–126 euros). Una parte importante de la población se encuentra en estas dos categorías.

El Centro de Nivel de Vida considera como “capas medias” a las familias con ingresos mensuales per capita que oscilan entre los 4.400 y los 15.000 rublos (126–430 euros). Para los estándares occidentales, este nivel de ingresos estaría incluido en el nivel de pobreza.

Los pensionistas y los jóvenes constituyen los sectores más pobres de la sociedad rusa. El Fondo Social de Opiniones ha encontrado que prácticamente ningún joven —tan solo el uno por ciento— está ahorrando para su vejez. Dos terceras partes de los jóvenes encuestados respondieron que no podían permitirse comprar nada. Los jóvenes que viven en el campo o en pequeñas ciudades tienen más probabilidades de ser pobres. Al contrario de lo que sucede en los países occidentales, donde la pobreza se concentra en las grandes ciudades, en Rusia es más fácil encontrar a los pobres en las aldeas y los pueblos.

Las familias con hijos se exponen a caer en la pobreza, sobre todo si tienen dos o más hijos. Los niños de las familias con bajos ingresos tienen muchas menos oportunidades de seguir estudiando después del instituto. Solo el 15 por ciento de los niños de las familias pobres continúan sus estudios en escuelas técnicas y universidades. Un nivel bajo de educación es un importante factor que contribuye a la pobreza persistente.

Los pobres enferman más frecuentemente y sucumben más fácilmente al alcohol. La incidencia de la tuberculosis en Rusia es diez veces más alta que en Europa.

Los científicos han calculado que, desde comienzos de los 90, unos ocho millones de rusos han muerto de forma prematura. La tasa de mortalidad ha crecido 1,5 veces en el mismo periodo. En 2003, alcanzó un pico, con 16,4 muertes por cada mil habitantes.

El hombre ruso promedio tiene actualmente una esperanza de vida de 58 años solamente. Eso significa que las mujeres casadas suelen quedar viudas durante 15 años. Esto se debe a que las mujeres viven más años que los hombres y se casan a una edad más temprana que estos.

A pesar de las adversidades de la vida diaria en la Unión Soviética, para la mayoría de la gente la situación social era sustancialmente mejor que la que existe en la Rusia actual. Hoy, el salario mínimo cubre solo el 27 por ciento de las necesidades de un adulto en edad de trabajar; las ayudas a la infancia solo cubren un 3 por ciento de los gastos necesarios para cuidar a un niño, y la pensión mínima únicamente alcanza para hacer frente al 46 por ciento de los gastos de un pensionista.

En la Unión Soviética, el salario mínimo era 1,5 veces superior al consumo mínimo requerido. El salario mínimo de la Rusia actual tendría que haberse triplicado para cubrir ese nivel mínimo de consumo.

Es imposible luchar en serio contra la pobreza sin una reforma real del sistema educativo y de los servicios de salud. Ambos deberían ser accesibles para amplios sectores de la población. Sin embargo, la tendencia va en el sentido contrario.

Cada vez más rusos están convenciéndose de que las “reformas” capitalistas no mejorarán su situación.

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