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el mundo fragmentado

9 de octubre de 2006

Diferenciaba  Marsé entre literatura y *vida literaria*, entendiendo por esta última todo aquello que rodea a la literatura, incluído el chisme, que nada dice o aporta a la calidad de una obra. Si leemos los suplementos culturales, literarios, de muchos periódicos, vemos que están más atentos a esa *vida literaria* que al propio hecho literario, es decir, la literatura.

Porque también es *vida literaria* publicitar únicamente las novedades que saltan al mercado, convirtiéndose los periódicos en un escaparate del mercado como si de puestos de frutas o pollos se tratara. Muchas de las librerias de hoy día emplean su mayor tiempo en recepcionar y devolver libros sin tiempo  para que el lector pueda *contemplar* la mercancia que le llega desde los puertos de la creación. La literatura actual no tiene más vida que los alimentos o los propios periódicos y mucha menos que los coches, las casas o la pintura que compramos en aquel mercadillo. Es una literatura basura- aunque no sea una basura de literatura en todos los casos- a la que es imposible sobrevivir sometida a una velocidad de consumo que ni los Fernando Alonso de la lectura pueden soportar.

Pasarán los años y mucha de esta literatura habrá desaparecido y sólo quedará de ella el dato estadístico o un número en el ISBN. Esperemos que dentro de 100 años alguna editorial virtual, cargada de mucha generosidad,  recupere algo de lo que actualmente se está creando en la literatura, aunque sólo sea para saber que no tuvo tanta importancia la enorme pérdida. Así podremos dormir tranquilos con nuestra ansiedad de lectores.

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