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el mundo fragmentado

5 de octubre de 2006

5 de octubre de 2006

Esa parrafada de Suso de Toro en su artículo de ayer en El País :

"Pero no ha habido en España un solo caso de autocrítica verdadera. Ni de arrepentimiento. Y, si aceptamos que el golpe militar y el franquismo fueron un error histórico terrible, deberíamos esperar algún gesto como el de Grass. Pero ningún franquista se ha arrepentido, no. Ni siquiera Dionisio Ridruejo fue capaz de asumir la culpa, indudable en su caso. Hay muchas formas de orgullo, tantas como personas, y el de los egoístas es un orgullo que no sabe pedir perdón. Con todo, no es Ridruejo el peor maestro. No supo darnos esa lección de grandeza moral, reconocer la culpa, pero se atrevió a evolucionar en su pensamiento y, en la medida en que pudo, ofreció a la sociedad una invitación a la tolerancia".

Hace 30 años a mi padre le regalaron un libro: Casi unas memorias. Si bien no eran unas memorias en su sentido literal,  el libro,  editado por Planeta en la colección Espejo de España que dirigía Borrás, reunía artículos inéditos y comentarios sobre la vida y obra de Ridruejo en primera persona, que hacían mucho honor al título. Podríamos decir, sin equivocarnos , que esas *casi* memorias hubieran sido las memorias *definitivas* si Ridruejo no hubiera fallecido el 1.974, curiosamente un año antes que el Dictador, sin que llegara a ver nunca la democracia por la que tanto luchó.

Recuerdo cómo leyó aquel libro mi padre : casi como una fiera hambrienta que destripara su caza.

En 1976 yo sabía poco y mal de Ridruejo, así que ese libro me ayudó, dos años después, a conocer y respetar al personaje histórico y al intelectual, poeta, escritor, traductor, articulista, ensayista...que fue Ridruejo. El mismo Ridruejo, traductor de Pla, que me llevó  a gozar para siempre del escritor del ampurdán.

Ridruejo retrata, es toda una metáfora de aquellos años, a otros muchos españoles. Españoles que en algún momento, desde una u otra orilla, defendieron a algunas de las ideologías más violentas en la historia de la humanidad.  Y que, creyéndose vencedores de *su* guerra, el tiempo les hizo reconocer que eran tan perdedores como los derrotados del conflicto. Ridruejo entre ellos.

Así pude entender aquella lectura feroz de mi padre. Siempre que hablan de Ridruejo  me gusta recordarlo. Mi padre se estaba mirando en el espejo de Ridruejo.

Suso de Toro escribe un artículo lamentable. Habla de perdón, cuando lo necesario, lo único necesario, es la justicia, es decir, hacer honor a la verdad de los hechos. Además, el escritor gallego miente:  Ridruejo sí pidió perdón, y más de una vez.

A los pocos años de *su* victoria, Ridruejo le remitió una carta pública a Franco diciéndole *ahí te quedas*, que le costaría cárcel, destierro, marginación y mucha miseria económica. Notabilísimo intelectual , no tuvo inconveniente en alinearse junto a comunistas como Pradera o Semprún para ir contra Franco. Es curioso que esos dos *ex*comunistas notables hablen hoy día maravillas de Ridruejo  y otros, menos guerreros contra la dictadura, le nieguen el pan y la sal.

Así que he sentido rabia cuando he leído ese artículo de Suso de Toro.

Desgraciadamente nos faltan muchos Ridruejo en esta España kafkiana de última generación.

Desgraciadamente también nos sobran muchos Suso de Toro.

1 comentario

Itaca -

Muy certera reflexión en estos tiempos que corren, donde algunos al amparo de la reivindicación de la memoria histórica, confunden hacer justicia con los hechos acaecidos con manipular opinión bajo el paraguas de la ignorancia o de los propios sentimientos de culpa, tan necesitados del perdón.